miércoles, 4 de abril de 2012

Archipiélago de San Blas (Panamá)

 El sábado 18 de febrero de 2012 zarpamos en el velero Lycka desde Portobello hacia Cartagena de Indias.

Así empezamos nuestro viaje. Llenos de emoción e inquietudes por ver lo que nos esperaba, pero también con un atravesía bien movidita. Tanto que inlcuso yo me mareé la primera noche un poco. Se me pasó al tumbarme en la cama, aunque con tanto movimiento no dormí muy bien.

 
 A la mañana siguiente nos despertamos ya en San Blas con unas vistas de ensueño.



 Las primeras reacciones eran por supuesto de fascinación y con cámara en mano. Un paraíso del que estuvimos disfrutando varios días.



 Allí fondeados pasábamos los días.


Disfrutábamos de las tranquilidad del archipiélago.


 Y de sus maravillosos atardeceres.


Y claro está, de sus playas de finísimas arena blanca.


Eramos un grupo de los más internacional pero al mismo tiempo super homogéneo. Un español, un suizo, un mexicano, un americano, un canadienses y dos argentinas. Nos entendíamos a la perfección y nos lo pasábamos en grande. Puro amor.


Pero nos tocó la mala suerte del capitán más porrero, maleducado e impresentable que nunca podíamos haber imaginado. Se llevaba el día fumando porros y evitando nuestras sanas peticiones, como fondear en otro sitio. Nos había prometido ricas comidas, pero eran pura pasta basura.

Recordad, Lycka Trip. La página se ve muy bonita, pero es todo una burda mentira. Si hacéis alguna vez un crucero de este estilo, que no sea con un capitán de Barcelona llamado Marc. OJO!

Pero intentábamos pasar de él y de su absolutamente repelente humor catalán empeorado si cabe por la influencia del cannabis.

Lo ignorábamos tanto como podíamos y disfrutábamos a nuestro modo, como comiendo juntos.


  O relajándonos, cada uno a su bola...


Al pinche pendejo cabrón del Marc lo acompañaban dos cubanos, Leonie, como ayudante de tripulación y su pareja Orquídea. Los pobres eran puros esclavos del tirano catalán, como todos, a decir verdad, aunque faltando sólo dos horas para llegar a Cartagena, Carla, ya toda encolerizada, explotó y le dijo unas cosas bien dichas a la cara. Lo que todos deberíamos haber hecho desde el principio, pero bueno...

En la foto salimos todos. La tripulación arriba junto a mí, incluyendo a mi lado al porrero tirano.


Pero realmente, a pesar de la incompetencia y desfachatez del tal Marc, ninguno de nosotros se llejó llevar por la mala onda y nos dedicamos a lo que allí fuimos, a disfrutar del paraíso.

 

Y en serio que disfrutamos de los grande.

Saltando desde el barco...



"conquistando" islas...



jugando Beach Volleyball en Isla Perro...


Y por supuesto haciendo snorkel...


Mucho, mucho snorkel....





Si no os basta con fotos,  no pasa nada, os traigo vídeos...

 
Y desde allí abajo se veían cosas preciosas.

Miles de peces de todos los tamaños, formas y colores...



Especies de peces autóctonos del Caribe, y otro que no lo son, como el pez león, que llegó de casualidad al Caribe hoy en día se le considera una peligrosa plaga difícil de erradicar.

Plaga del pez león



También pasaban bancos de calamares campando a sus anchas por las tranquilas aguas.


Bueno, tranquilas dentro del los arrecifes. Cuando estábamos acompañando a Leonie en su intento de arponear algún pez con su rifle-arpón, nos alertó que debíamos volvernos. Se le había acercado un tiburón toro bastante amenazante y tuvo que martillear su arpón para que el ruído metálico lo mantuviera a raya durante los segundos justos para poder escapar.

De las más de 350 especies de tiburones conocidas, sólo se consideran peligrosas a las siguientes
Tiburón blanco (Charcharodon carcharias)
Tiburón tigre (Galeocerdo cuvier)
Tiburon toro (Lamnarius leucas)
Tiburón oceanico (Galeolamna longimanus)
Tiburón martillo (Sphyrna mokarran),
Aunque también se mencionan: al tiburón azul (Prionauce glauca), y al tiburón limón (Megaprion Brevirostris)



Uno de esos se podía haber encargado de nuestro capitán.


Y como digo, no sólo nos lo pasamos en grande en las islas o bajo el agua.

A pesar tocarnos tal idiota al mando del barco, nosotros también nos lo pasábamos en grande en el barco...



Son recuerdos imposibles de borrar, por muchos años que pasen, por muchos sitios que visites, por mucha gente que conozcas.

Pero dejamos San Blas y empezó lo malo de travesía.

Las siguientes 42 horas fueron directas hasta Cartagena.

Un mar super bravo, como esperábamos, con olas de hasta 5 metros.



Pero al mal tiempo buena cara...


Pero tras esas 42 horas tan moviditas, conseguimos llegar a buen puerto, el puerto de Cartagena de Indias. Todos estábams super felices. Era una alegría dividida entre el alivio de tocar tierra firma, dejar atrás por fin a tan insolente patán y de llegar a  Sudamérica, y precisamente empezando por unas de las más bellas de sus ciudades.


Aunque alguno, por su forma de reaccionar al pisar tierra firme demostró alegrarse bastante más que el resto.