San Gil
Para ir desde Bucaramanga a San Gil teníamos que tomar un bus ($12.000) en una curiosa parada ilegal en Floridablanca de “Pare papi, quiero piña”... Allí siempre había puesto de piñas, tan famosas en la zona, sobre todo las de Lebrija.
Tras casi 3 horas un movido viaje por sinuosas llegamos a San Gil a 96 kilómetros de Bucaramanga y que cuenta con cercade
50.000 habitantes y se nota bastante actividad turística especialmente
de “Turismo aventura” y deportes extremos. Está ubicado al lado del río
Fonce, especial para hacer rafting, espeleología o torrentismo (descenso por caídas naturales de agua con la ayuda de una cuerda)
San Gil es un lugar céntrico para visitar distintas atracciones, y un buen sitio para realizar deportes extremos, aunque la verdad no me animé a ninguno de ellos, porque no me terminan de convencer. Sigo prefiriendo mi caminatas por senderos sin turistas.
En San Gil volvimos a encontrarnos con Karissa y Alicia que habían decido no ir a Bucaramanga.
Con ella fuimos a un municipio vecino, Curití.
Desde Curirí caminamos unos 25 minutos por una carretera sin asfaltar hasta llegar a Pescaderito, el balneario más importante de Santander, es visitado por muchas
personas de todo el país y el mundo, este es uno de los innumerables
pozos existentes en el sitio.
Es un sitio ideal pasarlo bien. Te puedes lanzar a los pozos desde varios metros de altura y poder a prueba tu adrenalina por décimas de segundos.
Y al mismo tiempo te puedes relajar con los lindos paisajes y la tranquilidad que allí se respira.
Un sitio, sin duda, para estar von buenos amigos.
Ésta es una vista nuevamente de San Gil, ya de vuelta a la ciudad.
El mercado de San Gil es el típico ejemplo de mercado latinoamericano. Bullicioso, caótico, encantador...
El último día fuimos a jugar Tejo, versión moderna del
Turmequé de los indígenas, fue declarado deporte nacional de Colombia
por el Congreso de la República en junio del 2000.
Este deporte autóctono de Colombia,
era practicado ya hace más de 500 años por los habitantes de la
altiplanicie cundiboyacense en los departamentos de Cundinamarca y
Boyacá.
El juego del turmequé consistía en
lanzar un disco de oro llamado "zepguagoscua", el cual evolucionó con
los siglos en el juego del tejo practicado hoy en Colombia y de donde
ha salido a sus países vecinos. Al popularizarse, el "zepguagoscua" fue
sustituido por un disco de piedra y actualmente se usa uno de metal
(tejo).
Para jugar Tejo sólo hay que acercarse a una de las asociaciones de la ciudad y pedir una pista. Es gratis, lo único que pagas son tus bebidas, muy baratas por cierto. Es, por decirlo así una especie de pena, un sitio de recreo y encuentro con buenos amigos.