Tras la buena experiencia de Cartagena de Indias, decidimos quedarnos juntos. Todos, menos Cyrus & Trevor de EEUU, que querían hacer un voluntariado.
Desde Cartagena tomamos un micro bus alquilado para nuestro selecto grupo de 10 personas, en el que se iba definiendo día por día que yo era el portavoz a la hora de negociar precios en restaurantes y demás sitios.
Y es que era único que hablaba español bien. Bueno, Mario super bien, pero con algo de acento y Nathan, de México, perfecto obviamente, pero al ser tan rubio, lo trataban casi como un gringo. A mí casi siempre me daban un precio más barato de primeras y yo conseguía negociarlo aún más barato. Me convertí en un negociador para cualquier tipo de cosa: almuerzos, masajes en la playa, jugos, hostales, buses...
Siempre me tocaba a mí, pero es algo que yo hacía con el mayor de los placeres para esta gente tan encantadora.
Taganga es un pueblecito pesquero a unas 3 horas al norte de Cartagena de Indias. Es verdaderamente encantador.
No tiene mucho el pueblo en sí, por no decir nada que no sea sus preciosas playas caribeñas y su cercanía al Parque Nacional Tayrona.
Taganga tiene básicamente dos playas: la que véis en la foto de arriba y la siguiente, Playa Grande, que una calita a la que mucho turistas llegan en lancha, cosas que para mí no tiene mucho sentido. Nosotros decidimos caminar unos 30 minutos por el precioso acantantilado hasta rodear la montañita que se ve en foto de arriba al fondo.
Tras disfrutar de preciosos y, curiosamente, variados paisajes, llegamos a Playa Grande: otra maravilla para los ojos.
Allí almorzamos ricos pescados que pudimos elegir nosotros mismos hasta de ponerlos a la plancha: pez loro, pargo... Yo me quedé con un riquísimo y enorme pargo.
Al día siguiente decidimos irnos al Parque Nacional Natural Tayrona al que igual fuimos en un micro bus que yo organicé para que nos llevaran.
Tras pagar la tasa de ingreso de 35.000 pesos (unos 15€), preguntamos por un mapa orientativo del parque, aunque fuera una fotocopia. De manera muy antipática nos decían no tener, porque se les habían "agotado", cosa que ni Nathan ni yo nos creíamos, y protestamos. "35.000 y no nos dan un mapa? Increíble!!!"
Al día siguiente, caminando nos encontramos con algo bien gracioso. Encontramos un letrero sobre el que alguien había pintado: "2002 .$20.000 y ni mapa de regalo". Justo debajo "2010. $35.000 y siguen sin tener ni un puto mapa". Nosotros podríamos haber seguido la tradición...
Tras caminar unos 30 minutos a través del parque, llegamos al camping Finca Don Pedro, según muchos, la mejor y más barata de las opciones dentro del parque.
Como éramos 10 y sólo habían 3 tiendas, a 4 de nosotros nos tocó dormir en hamacas. Cosa que está bien como experiencia, pero una vez y ya... Para una siestecita tiene que ser genial, pero es super incómodo para dormir toda una noche.
Al día siguiente nos pusimos bien temprano en marcha, pues queríamos explorar el parque en el único día que teníamos y optamos por cruzarlo de vuelta por el otro extremo hasta salir a la carretera de Calabazo.
Eran unos 6 horas de caminata continua, pero sin duda que merece la pena.
Además nos separamos en dos grupos: uno que se quedó en la playa, y volvió en bus, y el nuestro que cruzó todo el parque.
La mayor parque del recorrido fue de subida a través de selva, cruzando pequeños riachuelos, visitando antiguos asentamientos indígenas precolombinos y subiendo por enormes rocas que uno no se explica como llegaron hasta ahí. Alguna vez nos tocó pasar por los huecos que se formaban entre ellas.
También hay playas espectaculares en el mismo parque. Playas que, afortunadamente, están protegidas, porque de verdad son una maravilla. Ésta se llama playa de "La piscina". Sólo le faltaría una escalerita para ser una piscina de verdad. Agua cristalina a no poder más.
Tras Taganga y Tayrona, decídí salir hacia el centro del país y dejar atrás el Caribe con bastante pena. El bus lo tomé desde Santa Marta, una ciudad que lamenté no haber podido visitar más que las horas previas al bus, porque se veía bastante interesante, con cierto parecido a Cartagena de Indias por su estilo colonial
Y por supuesto, tenía al 100% el mismo caracter caribeño de Cartagena...