domingo, 1 de septiembre de 2013

Popayán (Colombia)


Popayán: "La Ciudad Blanca" en Semana Santa

Tras dejar Cali, me dirigí durante unas 2 horas en bus con mi amigo Mario al sur hacia Popayán, donde toda la gente me decía que se podía vivir la más auténtica Semana Santa en toda Colombia.


Desde luego Popayán, capital del Departamento del Cauca, es una preciosa y tranquila ciudad que merece la pena visitar por su localización, arquitectura y gastronomía. 

Esta vista panomárica la tomé desde el Morro del Tulcán, una pirámide truncada (del estilo de la de Cholula)  construida en la época precolombina, que hoy en día tiene la apariencia de una colina.


El empedrado de sus calles y el color de sus casas le dan ese toque de pueblo, aunque Popayán tienes más de 260.000 habitantes.


El título de "Ciudad Blanca" le fue otorgado porque durante la mayor parte del siglo XX los frentes de las casas y casi todos los edificios públicos estuvieron pintados de color blanco. Sin embargo, en las décadas posteriores a 1980 el apelativo de Ciudad Blanca empezó a caer en desuso tras los hallazgos de varios murales en varias fachadas del centro histórico, que quedaron al descubierto a raíz del terremoto de 1983. Aunque en la mayoría de las construcciones coloniales impera todavía el color blanco, muchos arquitectos restauradores han decidido recuperar colores que en su opinión reflejan la cara más auténtica de la ciudad colonial original.


Visitamos su mercado e hicimos tiempo hasta esperar a la noche para ver la semana santa.



Popayán es famosa por la celebración de la Semana Santa, una tradición que se remonta a tiempos de la Colonia y que sus habitantes han conservado celosamente. Procesiones solemnes recorren las calles de Popayán, como parte de un acontecimiento que cuenta con la participación de feligreses llegados de todos los rincones del país. 



La Semana Santa en Popayán es una festividad de gran despliegue religioso, tradicional como la de Sevilla en España (con la que de hecho está hermanada), e igualmente noble en su presentación y espléndida en sus detalles.



Las procesiones de Semana Santa en Popayán tienen una larga tradición de más de 400 años. Los desfiles religiosos aparecieron, según los cronistas, hacia el año 1566, es decir apenas 30 años después de la fundación de Popayán. Desde esta época y hasta la actualidad, el derecho a un barrote y la participación en la procesión como carguero, generalmente, se hereda de padres a hijos y se considera todo un privilegio.


La duración de la procesión es por lo general de tres a cuatro horas y su recorrido cubre en total veintitrés cuadras, distribuidas en forma de la cabeza y los brazos de una cruz latina. Además de las ceremonias y procesiones, actualmente se organizan exposiciones de arte religioso, y el ya renombrado festival de música religiosa, al cual asiste lo más granado de los coros, músicos y orquestas de música de tal género del mundo entero. La temporada de Semana Santa, según la tradición cristiana, varía cada año, pero generalmente ocurre entre las últimas semanas de marzo y las primeras de abril.

Las procesiones de Semana Santa de Popayán fueron declaradas "Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad" por la Unesco en septiembre de 2009. 



Se ha desarrollado a lo largo de estos años de manera muy similar a la de Sevilla, con velas, y bandas de música, por ejemplo. Personalmente me gustó mucho.

Tengo  que decir, que yo personalmente no soy creyente, aunque me gusta la Semana Santa como fenómeno no religioso, sino socio-cultural, de hecho fui hermano algunos de la Hermandad de los Dolores en mi pueblo, Lebrija, y salí varios en procesión acompañando a la cofradía durante las 6 horas de la madrugada. Para mí obviamente no era  un motivo de fe, sino más bien de recogimiento, relexión y respeto.

Algo que no llegué a oir fueron las saetas, aunque yo creo que es porque realmente la saeta más que música sacra es hoy una rama del flamenco.

Y aunque como digo, no soy creyente, tengo que reconocer que es imposible oir una saeta sin que se te ponga el la piel de gallina y se asome alguna lagrimilla de la pura emoción que se transmite.

Otra cosa que me resultó curioso fueron los soldados que acompañaban a las cofradías, aunque los legionarios en Málaga se muestra incluso más participativos.



Tras 2 dos noches en Popayán, Mario y yo decidimos seguir nuestro camino hacia el sur. Próxima parada San Juan de Pasto, donde la Semana Santa también tiene un marcado caracter.

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