jueves, 21 de julio de 2011

Along the Mekong. (Thailand/Laos) -SPA-

Tras pasar por Bangkok, Ayutthaya, Sukhothai y Chiang Mai, tomamos otro bus de 7 horas (210 BAT/4,9 €) y dormimos nuestras última noche de Tailandia en Chiang Khon, pueblecito fronterizo con Laos, desde que al día siguiente tomamos un ferry para cruzar el río Mekong y entrar en Laos, así de fácil. Ya estamos en otro país. Y tras el visado (36 $/22€), ya nos dimos cuenta que allí no cruza nadie ni no es por el barquito de dos días. En Huoayyay no hay nada más que una calle con mini quiosquitos para la adquisión de víveres de última hora antes de subir al barco de dos días(1.000 BAT/ 23€).


 



La noche antes preguntamos en Chiang Khon a qué hora salía el barco de dos días hacia Laos: "My friend. That is not your country. There is no timetable. When the boat is full, it goes. No full boat, no departure." O sea, que había que esperar que se llenara para poder partir. Por suerte se llenó pronto, y hemos formando un lindo grupo de gente joven que se anima.



El barquito es de uno 100 plazas. El 90 % somos turistas. Sobre todo holandeses, alemanes, británicos y algunas familia belgas. El otro 10% son gente humilde que van bajando y subiendo en ciertos puntos en los que el barco se acerca a la orilla para dejarlos en su cabanita.




Es una experiencia de dos días que merece la pena. Los paisajes son preciosos. Una mezcla de tonalidades que van del marrón del río Mekong, las mil tonalidades de verde de la espesa vegetación a ambas orillas, el perfecto azul del cielo, y el blanco puro del vapor de agua que emerge de las colinas y se funde con la jungla.

Hemos tenido suerte con el tiempo, y no ha llovido ni hecho calor. Es más, el suave ritmo del barco deja una agradable brisita con las que se difruta aún más el viaje.

Tras unas 8 horas, hemos llegado a la mitad del trayecto y hecho noche en Pakbeng, un aldea a orillla del río. Al comprar el billete, reservamos  directamente también un hostal junto con algunos otros del grupo, y nos tocó una habitación medio decente, pero con un bano de horrores. La goma de la ducha, de unos 40 cm, y sin presión de agua, con la que uno apenas se puede banar. Simplemente salía un chorrito. Pero lo mejor fue al mirar hacia arriba, una larga fila de hormigas se dirigían hacía una enorme mancha de humedad en la esquina. En el centro, siendo devorados por las hormigas, dos enormes hongos. En la foto se ve el pequeño. El otro, que cayó al suelo, era unas 5 veces más grande.

  

Tras la cena, salimos al único bar de la ciudad donde estuvimos de cachondeo hasta que nos los cerraron.  No vinimos aquí para irnos de marcha con un grupo de guiris, pero no había muchas más opciones y la gente era realmente enrollada. Algunos son unos auténticos personajes con los que ya no quiero perder el contacto.


Mención a parte, el servicio del hostal. Los camareros son vacilaban mientras tomaban notan o servían. A pesar de haber muy pocos clientes, tardaban un mundo en traer las cosas y nos decían: "gimme  Lao time", "special for you"  o " good for you, good for me, my friend"(luego hemos confirmado es la forma laotiana de decir ("bueno,bonito,barato"). Su sobresueldo se lo sacan ofreciendo hierbas y opio para fumar sin cortarse un poco. Eso sí, lo hacían con tanto arte, que te tenías que reir. Terminamos la noche en el Hive. La foto lo dice todo.





Seguimos en el barco, y seguimos disfrutando no sólo de los paisajes, sino también de la gente de Laos de un modo indirecto, casi pasivo, pues al pasar nuestro barco procedente de la civilización, podemos observar parte de su vida diaria a unos 100 metros, como pescar, lavar la ropa o jugar en la orilla.




A pesar de su mundo, parecen ni inmutarse de rutina ante nuestro pasar. Algunos saludan, pero la mayoría muestra su indiferencia y algunos ni miran cuando pasamos, aún siendo practicamente el único barco que pasa una vez al día. El resto con pequenas barquitas de pescadores de medio metro de ancho y unos 5 de largo, que se ven ancladas a la orillas aunque no se vean cabanas o acceso a la selva. Aún así, supongo muchos viven no justo a orillas del río, sino un poco más adentrados entre la espesura. Cuesta trabajo pensar que ahí dentro se pueda apenas caminar, no parece haber espacio para nada. Me encantaría poder echar un vistazo ahí dentro.





Algo que sorprende es que hay presencia de muchas redes para pescar senalada con una clavada. cuando más arqueda está la cana, más botín de pesca, así saben cuando ir a vaciarla.


Hoy he llegado a Hanoi, la ciudad más caótica que nunca pude imaginar. Pero antes os tengo  que contar maravillas de mis estancia en Luang Prabang. Me lo he pasado de lujo con ese grupito de gente que hemos conocido. Cascadas de agua, cabalgatas en elefantes y algunas cervezas que me ddejan muy buen recuerdo de la ciudad.
Os lo cuento en cuanto saque un ratito, aunque estando en Vietnam, complicado. Hoy que cenado en la casa de la familia de mi compañera de piso, Tra, en los próximos días vamos a estar a tope entre Hanoi a Ha Long Bay. Pero intentaré poneros al día pronto.  Muchos saludos a todos.

4 comentarios:

  1. Q guapo Lebri, q envidia me das. Ahora mismo me suscribo a tus post. Un abrazo y espero con ansia tu proximo relato. Un abrazo. (ohh mariconaaa)

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  2. Me encantó lo de las ormigas, jajaja, ya verás cosas peores en tu viaje te lo prometo yo. Te conté alguna vez que me había traído yo de Missiones en Argentina unos gusano vivios en mi cabeza el anio pasado? No? Pues ya ves que hay cosas peores :)))) SUERTE!

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  3. Muy chulo Laos... sigue contando, saludos desde Trebujena.

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