Fue la tercera sede de la capital del llamado reino de Guatemala que comprendía a los actuales Estados de Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, así como Chiapas.
En 1773 sufrió un devastador terromoto que la mantuvo como ciudad fantasma más de 50 años. Fue entonces cuando la capital se mudó a Nueva Guatemala, actual Ciudad de Guatemala, a 40 kms.
Es una ciudad con bastante vida durante el día, con multitud de cafés y restaurantes y innumerables tiendas de artesanía poupular.
En una ladera de la ciudad se encuentra el Cerro de la Cruz, desde donde se tiene una maravillosa vista de toda la ciudad con el volcán de Agua al fondo.
Fuego y Acatenango quedaban a la derecha de la imagen. Estando allí, puede ver como uno de ellos expulsaba una considerable cortina de humo hacia el cielo en cuestión de segundos.
Sólo humo, pero impresiona.
El cuarto volcán cercano a Antigua es posiblemente el más visitado, aunque sea el que está más retirado. Y es que el volcán de Pacaya sigue muy activo. La última erupción fue el 27 de mayo de 2010 y fue tan brutal que sorprendió a un periodista que estaba cubriendo la noticia. Una enorme piedra caida del cielo lo mató en el acto.
De esa última erupción he visto vídeos y fotos. Impresionante ríos de lava que meses más tarde son los senderos por lo que transitan los visitantes.
Nuestro guía me contaba que él mismo estaba allí con unos turistas holandeses a los que tuvo que sacar a mil de allí, pues llovían rocas y ceniza incandescente.
Fueron momentos de angustia, pero que hoy puede contar, aunque reconoce que pasó mucho miedo.
El paisaje era auténticamente lunar con pura ropa volcánica. Desde la última erupción apenas ha crecido vegetación en la zona, y es que los ríos de lava a la ceniza arrasaron con todo.
Me decepcionó un poco no poder ver los ríos de lavas que otros sí han podido ver y los que promocionan los tours, pero al parecer el magma está ahora mismo a unos 10 kms. bajo tierra.
Aún así, se puede apreciar el humo que sale entre las rocas. Y si se acerca la mano, se puede notar el intenso calor emergente.
A la desilusión de no ver lava tuve que añadir la de tampoco poder ver los volcanes que desde el Pacaya se puede ver. Y es que estabamos rodeados por una intensa niebla con la que apenas se veían unos metros más adelante. Incluso llegamos a quedar por encima de la nubes y eso me compensó con una preciosa puesta de sol.
Aún así, fue una bonita experiencia, digna de repetir. A ver la próxima vez hay más suerte y veo los otros tres volcanes y algo de lava.
estoy ansiosa de saber como sigue esto :)
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